jueves, 21 de agosto de 2008

La ciudad del periodismo en SJL

A la memoria de los mártires.

Quién lo diría. Jorge Sedano y Willy Retto todavía cruzan por el diario La República, están ahí, los hemos encontrado. Caretas nos ha dado una señal; Félix Gavilán cree que no lo hemos visto, Amador García Yunque está cerca. Sí, más allá encontramos a Eduardo de la Piniella echándole un vistazo al Comercio de la mañana, a Pedro Sánchez repasando las locales de Ojo, a Jorge Luis Mendívil esperando un suceso nuevo, cerca, cerquita de El Observador, su casa, siempre. Unos metros después, Octavio García Infante nos dará la bienvenida, llamará a Juan Argumendo, más que un amigo es quién conoce más la zona, y todos, absolutamente todos nos acompañarán hasta el lugar que sigue siendo la morada olvidada, la memoria de los mártires, la ciudad del periodismo en San Juan de Lurigancho.

Los mártires de Uchuraccay y todos los medios de comunicación aquí son calles, y curiosamente, un visitante nuevo tendría que hacer la pregunta, ¿Estoy buscando la calle Jorge Luis Mendívil, la conoce?, y de seguro le responderán, vaya de frente por Willy Retto, voltee por Jorge Sedano, al costado del diario El observador, allí lo encontrará.

Y no es extraño llegar a la esquina de Caretas, cruzar por la cuadra de El Peruano, llegar a las intersecciones de Gente u Oiga, en una subida que llega hasta el diario Ojo, por donde dicho sea de paso, tendrá un Panorama generoso de una buena parte de nuestro distrito.

Para los pobladores del “Asentamiento Humano Mártires del Periodismo”, ubicado a la altura del paradero 21 de la avenida Canto Grande, todo es así, un orgullo, un sueño también. Tal vez alcanzar la verdad absoluta sea, quién sabe, un sueño. Mejorar las condiciones adecuadas de vida lo mismo; pero no se rinden, están ahí, trabajan a diario sin pedirle nada a nadie, en actividades comunales, en faenas a lo largo de sus veinte años de constancia. Hay carencias todavía, pero las sabremos superar, dice Teodoro Osorio Osorio, Secretario General.

Lo que alguna vez fue un asiento minero tiene aún el oro de su gente. En el periodismo el valor es el riesgo, el esclarecimiento total, la investigación absoluta así estén sentenciados a la memoria. Los une un paralelo humano, la vida es todo, y la vida de los ocho periodistas en la ciudad de Ayacucho, esa mañana del 26 de enero de 1983, aún los conmueve. Es nuestra conmemoración aunque nadie sea periodista aquí, señor, relata Alejandro Vásquez Jacobo, vecino y fundador de “Mártires del Periodismo”, lúcido a pesar de sus 73 años de edad.

En el AA.HH. “Mártires del Periodismo” viven más de 200 familias; es un empinado de tierra, una mixtura de gente solidaria, un grupo humano que se vale por sí mismo. Hay que buscar a los mártires del periodismo, a los medios de comunicación de ese lugar de donde, sin duda, podremos aprender de esa constancia, de ese respeto a la vida que es todo, y del respeto de ella para aprender a vivir orgullosos de nosotros mismos.