sábado, 15 de noviembre de 2008

Mensaje de don Sata al compañero Alan

(...Relato absolutamente infernal)

Compañero Alan:

Me quemo de la alegría al saber que has anunciado una y mil veces la pena de muerte en tu sufrido país; ya era tiempo que nos mandes gente aquí al averno. Necesitamos por si no te importa, violadores, terroristas, gente fiel -por no ser infiel- y pecadores de cualquier tipo, y si es posible a ver si nos caes con algún ex presidente dictador -si es japonés mejor- para meterlo en mi brasero o hervirlo hasta quitarle la poca vergüenza que le queda...

Tú sabes Alan, nosotros somos unos demonios, por eso somos patas, porque sólo nos falta la cola, por eso nos llevamos bien... eso sí, siempre en cuando tengas esos arrebatos de maldad que terminan en descalabros económicos de toda una nación o cuando a la gente les dan vuelta en mancha a través de comandos paramilitares como el de Rodrigo Franco que franco franco ya fue de lo peor.. tú me entiendes.

Por eso compañero, aunque me regocija la pena de muerte –...y tu tortuga judicial nos favorece para jalarnos hasta inocentes y todo- te voy a pedir encarecidamente que no me vuelvas a mandar muertitos de penales como la vez pasada, no... esos ya vienen sin fuerza, chancaditos y con yaya. Mira, te voy a recomendar que uses la silla eléctrica o la horca, está de moda después de la muerte de tu tocayo Satán Hussein, esos son los muertos que prefiero por aquí...

¿Cómo? ¿el paredón? ¡...No pues Alan! Ahí ustedes ya se pasan de salvajes, les revientan algún órgano y lo dejan peor que pato en época de caza. Porque si vas a aplicar la pena de muerte tiene que ser a través de una inyección intravenosa para no maltratarlos tanto y se vayan derechito a mi infierno a chambear en los pozos de fuego y azufre donde te aseguro sí que hay calor de hogar...

Además, acuérdate de los deshechos humanos, perdón, digo los izquierdos humanos... porque no te pases pues... yo puedo ser don Sata -don Diablo a secas para los amigos- pero no soy un pobre diablo y no me gusta prometer como hacen algunos con la renta básica de telefónica... y no me vengas con eso de Satán vestido de satén porque no soy travesti; además dónde demonios has visto que yo, don Sata, me vista fashion para andar entre las llamas -¡...no de la sierra sino del infierno, tarado!-.

Una cosa más, Alan. Desde que anunciaste la pena de muerte la gente empieza a llamarte Satán García, por culpa de eso mi gente me está pidiendo que les baje el precio del azufre igual como prometiste con los combustibles y hasta ahora nada...

Esto me está trayendo muchos problemas compañero... con decirte que el bravo de arriba ya me está haciendo la bronca porque dice que te mal aconsejo.

La última vez me mandó al diablo... a mi que soy Satanás. Ah no... yo soy el diablo, me achoré, y me mandó al infierno, pero si yo vivo allí, me volvía achorar, entonces me mandó a la gran flauta porque dice que las trompetas son para sus ángeles. La verdad que no entiendo bien a diosito... se queja que tú le causas diablos azules y a mi ya me duele la cabeza porque todo lo veo al revés con este lío.

De verdad tienes que hacer algo, Alan, y recuerda que si no te molesta mejor te quemo en el infierno antes que te vuelvas a quemar en la política, digo, si quieres nomás.

Insiste con la pena de muerte, yo te apoyo.

Infernalmente tuyo:

Don Sata.

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